
28 de agosto, viernes: (Borres - Pola de Allande)
Ya nos hemos conocido y presentado a los nuevos miembros del equipo, Nacho y Juan, que son dos simpáticos y agradables chavales jóvenes, así que echamos los pesados petates al todoterreno que han traído y, sin tomar nada, emprendemos la marcha. Miguel se ha ofrecido voluntario para conducir y nos esperará en La Mortera, donde está previsto que desayunemos.
Sigue “orbayando” y hace un ligero viento, la niebla es intensa y el frío se deja notar, hay que ponerse el chubasquero. Caminamos un tramo por asfalto hasta que un sendero a la izquierda nos mete en el bosque. En una de las salidas a la carretera vemos el desvío a La Mortera pero, no se por qué motivo, no le prestamos atención pese a que vamos hambrientos, y seguimos andando dejando a Miguel esperándonos (estará leyendo el As y tomando un buen café caliente).
Un poco más adelante se bifurca el camino y elegimos la opción de La Pola porque por Hospitales es alta montaña y además más largo y no estamos para esos trotes; por allí se habrá ido Jesús el gallego, que salió un rato antes que nosotros y pensaba hacer esa ruta. Alcanzamos el alto de Porcilles tras deambular un rato por entre maquinaria pesada que está ampliando la carretera, y nos metemos en un pequeño bar- tienda, San Roque, donde almorzamos por fín. El problema es contactar con Miguel porque Vodafone no tiene cobertura en este alto, pero al rato aparece, harto de esperar, y se une al almuerzo.
Continuamos por camino parecido hasta el alto de Lavadoira y luego bajada contínua entre prados hasta Pola de Allande; no ha dejado de llover en todo el día y ya apetece quitarse el chubasquero y secarse los pies.
El albergue de La Pola es urbano, nuevo y grande pero no tiene lavadero, aunque como está lloviendo tampoco se podría tender, por lo tanto la colada para otro día. Tras la ducha y el aseo correspondiente nos vamos a comer, por consenso general, al restaurante Lozano que nos ha recomendado la oronda tabernera de San Roque, dejando para otra ocasión el muy alabado en las guías “La Nueva Allandesa” , y ciertamente que somos bien atendidos a la vez que degustamos un excelente menú con productos de la tierra.
Hace fresco y está chispeando, por lo que regresamos al albergue que ya se ha llenado y vamos conociendo a los que serán, a partir de aquí, compañeros de viaje en las próximas etapas: el italiano Alessandro, su perseguidora la catalana Cristina, el austriaco Mario, el francés Jeremy, Alex otro frances-español con orígenes en Alicante, dos hermanas belgas, un uruguayo, un jienense, una italiana, …, una multitud. Ibamos
haciendo las etapas con la sola compañía de Erika y Verena y ahora nos ha alcanzado este grupo que salieron un día después porque han unido las etapas Tineo-Borres-Pola de Allande (se nota el poderío de la juventud). Así será más entretenido.
Pasamos la tarde en el albergue y luego nos vamos a un bar a ver un partido del Barça mientras tomamos un gin-tonic, porque cenar no apetece después de la comilona que nos hemos metido. En los albergues de este camino Primitivo el hospitalero/a, cuando lo hay, sólo aparece un rato a inscribir a los peregrinos y a cobrarles y no existe hora de cierre, la gente entra y sale cuando le parece, sin restricciones, así que esperamos tranquilamente a que acabe el partido y regresamos con el resto de la tropa hasta la piltra; hay que reponer fuerzas que mañana nos espera El Palo.
IMÁGENES DE 2019: Etapa CAMPIELLO - HOSPITALES - POLA DE ALLANDE (30-08-19)
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